Préstamos con aval


A la hora de solicitar un préstamo son varias las cosas que tenemos que tener en cuenta para poder escoger la opción ideal, ya que cada préstamo presenta características muy distintas. Una de esas variables es el aval, un elemento habitual en algunos créditos y que a menudo nos suscita numerosas dudas. Con este post, desde Creditea queremos aclarar todas las preguntas que os hayan surgido sobre los préstamos con aval, para que dispongáis de toda la información necesaria antes de tomar una decisión. ¿Empezamos?

Antes de nada, tenemos que saber que un aval es una garantía que tenemos que ofrecer ante el cumplimiento de una obligación económica. Así, los préstamos con aval son aquellos en los que, al solicitar un crédito, ofrecemos una garantía al prestamista para que este tenga la seguridad de que se le va a devolver la cantidad prestada. Así, en caso de que nosotros no podamos devolver el dinero, nos tendremos que hacer cargo de la deuda con nuestro aval.

Existen distintas formas de avalar un préstamo, ¿listo para conocerlas?

Tipos de aval para un préstamo

  1. Préstamos con aval personal

Los préstamos con aval personal son aquellos en los que contaremos con una persona que responderá ante nuestra deuda en caso de que para nosotros sea imposible devolverla. Es decir, si tras solicitar un préstamo no podemos pagar la deuda, esta recaerá sobre nuestro aval, que al firmar el contrato se ha comprometido a respaldarnos y a solventar la deuda con su dinero o con sus propios bienes patrimoniales.

Los avales tienen las mismas obligaciones que el titular del préstamo y aceptan las mismas condiciones crediticias. Por lo tanto, en caso de que para él también sea imposible pagar la deuda, puede llegar a ser embargado y figurar en listados de morosidad.

Es importante saber que, si el aval se va a hacer cargo de la deuda, puede reclamarle al solicitante del préstamo que le devuelva la cantidad que ha abonado. También es conveniente tener en cuenta que la condición de avalista, al igual que la de deudor, es hereditaria, por lo que, en caso de fallecimiento del aval, sus herederos pasarían a avalar el préstamo.

  1. Préstamos con garantía

Los préstamos con garantía se diferencian de los préstamos con aval en que no es ni una persona ni una entidad la que garantiza la devolución de la deuda, sino que el prestatario ofrece un objeto o un bien con valor similar o superior al de la deuda. Así, el prestamista se quedará con él en caso de que no podamos devolver el crédito.

En otras palabras, consiste en responder ante la deuda con un bien de nuestra propiedad. Entre los más habituales serían el coche o la vivienda, ya que tienen un valor suficiente como para funcionar como aval. En el caso del préstamo con aval de coche, el vehículo sería la garantía que ofreceríamos al prestamista, y se quedarían con él si no consiguiésemos hacer frente al pago de la deuda. Si hablamos de préstamos con aval de vivienda, nuestra casa sería el bien que se quedaría el préstamista.

En estos casos, el contrato debe especificar el bien que se ofrece como garantía y ambas partes, prestamista y prestatario, deben aceptarlo.

  1. Aval bancario

En este caso, es un banco el que se compromete a responder del cumplimiento de nuestra deuda ante un tercero en caso de que nosotros no podamos hacerlo. En el caso de un préstamo, el banco se compromete a devolver la deuda que no hayamos devuelto. Debido a que ser aval supone un riesgo para el banco, normalmente tendremos que pagar unas comisiones que dependerán del plazo, tipo y riesgo para poder ser avalados por el banco. Además, los bancos solo suelen avalar a sus propios clientes.

Requisitos para ser aval de un préstamo

Para ser avalista de un préstamo hay que cumplir con una serie de requisitos que garanticen al prestamista que la persona tiene la capacidad de devolver el préstamo en caso de impago. Los requisitos más frecuentes son:

  1. En primer lugar, para ser aval es imprescindible ser mayor de edad.
  2. Contar con una fuente de ingresos estable, por ejemplo, una nómina o una pensión. Así se garantiza que el aval podrá cumplir con los pagos mensuales de la deuda.
  3. Patrimonio: El avalista debe contar con bienes patrimoniales completamente pagados. Esto se debe a que si el aval deja de recibir ingresos o no dispone de la liquidez necesaria para saldar la deuda, responderá con su patrimonio, es decir, con los bienes inmuebles libres de cargas de los que disponga.
  4. Por lo general, una persona no será aceptada por entidades que conceden crédito si ya tiene alguna deuda pendiente de pago.

Por lo tanto, si tienes más de 18 años, ingresos mensuales, una vivienda pagada totalmente y no tienes ningún crédito, hipoteca o cualquier deuda sin terminar de pagar, puedes avalar un crédito.

En caso de impago, ¿a quién embargan primero al deudor o al aval?

Una de las preguntas más frecuentes que le surge a todo aquel que solicita un préstamo con aval es si, en caso de impago por parte de ambos, se le va a embargar. Por eso, es importante conocer qué ocurre exactamente cuando el prestatario no cumple con el pago de su deuda.

En primer lugar, la entidad que ha concedido el crédito examinará a fondo la situación financiera del titular de la deuda para entender por qué ha dejado de cumplir con sus plazos. Si comprueban que no tiene posibilidad de seguir pagando porque está en bancarrota, revisarán en qué situación se encuentra su aval. Si el aval dispone de ingresos y dinero suficiente para hacer frente a la deuda, la pagará a plazos como antes hacía el avalado. Sin embargo, si no dispone de la liquidez necesaria, la entidad embargará el patrimonio libre de cargas del avalado.

Los préstamos con aval son más seguros para las empresas porque cuentan con la tranquilidad de que el préstamo será devuelto, ya sea por parte del solicitante o del aval. Sin embargo, para nosotros pueden tener un gran riesgo, ya que, si por lo que sea no podemos devolver la deuda, nuestro avalista puede verse en problemas o incluso podemos perder la vivienda o el coche. Por ello, en general es recomendable no solicitar préstamos o créditos que nos requieran un aval.